Qué hacer si no me gustan los amigos de mi hijo

Qué hacer si no me gustan los amigos de mi hijo

Durante la pubertad y la adolescencia los chicos experimentan muchos cambios, uno de los mayores se presenta en su entorno social. Comienzan a afianzar más aún el lazo con sus amistades, a pasar gran tiempo con ellos y en muchas ocasiones modifican por completo su círculo social. Es en éste escenario que muchos padres se encuentran con cambios de conductas y con amigos que no resultan del todo beneficiosos para el joven. Allí es cuando muchos padres se preguntan qué hacer si no les gusta uno o varios amigos de su hijo, un tema delicado que se debe tratar con cuidado. En unComo.com te damos algunos consejos para aclarar el panorama y conducirte a una solución.

Pasos a seguir:
1

Durante la pubertad y la adolescencia los amigos son una de las cosas más importantes para tu hijo. Comparte con ellos en la escuela, fuera de ella, en los tiempos de ocio y en casi todas las situaciones posibles. Tener un circulo social es fundamental para ellos durante ésta etapa, es por eso que suelen sentirse tan amenazados cuando alguno de los padres declara que su amigo o grupo de amigos no son buenos para él/ella.

Esta situación pone a los hijos a la defensiva, produciendo un escenario de incomodidad y hostilidad importante, que da pie a conflictos y discusiones. De allí la importancia de abordar el asunto con inteligencia para evitar que se salga de las manos.

2

Lo ideal es actuar de manera tal que el hogar no se convierta en un campo de luchas y discusiones constantes con tu hijo, pero ¿por dónde comenzar?

La comunicación entre padres e hijos es fundamental. En una familia en la que existe un diálogo abierto es mucho más simple abordar ciertos temas, y saber de nuestros hijos sin que éstos se sientan amenazados. Además de hablar con frecuencia e intentar compartir tiempo de calidad juntos, es bueno que mantengas un pacto con tus hijos para saber dónde están y con quién comparten el tiempo que están fuera de casa.

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Muchas veces los chicos se enredan en situaciones problemáticas por una idea o invención grupal que no necesariamente es culpa de un único joven. Antes de determinar que una amistad no le conviene a tu hijo date el tiempo de conocer al chico o grupo de chicos.

Organiza alguna reunión, fiesta o viaje con los amigos de tu hijo, éste pretexto te permitirá observarlos de cerca y ver su conducta. Así tu intuición y experiencia te ayudarán a determinar si alguien del grupo es una mala influencia para él/ella.

4

Una vez que los hayas conocido podrás crearte una opinión más sólida. También es bueno y oportuno conocer a los padres de los amigos de nuestros hijos, en especial de aquellos con los que pasan más tiempo. Observar de cerca la crianza que han recibido y determinar si son personas responsables ayuda muchas veces a prevenir futuros problemas y conflictos.

5

Pero todas estas recomendaciones son válidas antes de que una situación de alarma ocurra, ¿qué hacer cuando varios incidentes indican que tú hijo tiene malas amistades? Para comenzar no des la guerra frontalmente, la estrategia es la mejor arma.

Intervenir es importante, pero hacerlo de frente podría provocar un ataque de rebeldía o ser contraproducente, lo mejor es hacerlo de otros modos. Muchas veces es posible hacerle notar a tu hijo que esa amistad no es buena, reforzando de manera sutil aquellas cosas que han ocurrido y que le han perjudicado, y haciendo que el joven entienda que al final esa conducta lo llevará por un camino que no es el que él/ella desea.

Hacer que el joven entienda que la amistad es mucho más que diversión, y risas, y que los amigos de verdad nunca nos perjudicarían o harían algo que nos afecte, es una buena forma de abrir una pequeña puerta para que tu hijo reflexione y piense acerca del asunto.

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Los actos tienen consecuencias, y si tu hijo ha decidido quebrantar todas las reglas por compartir con un amigo que no le conviene, debe saber que eso le va a afectar. Muchas veces los chicos dejan amistades conflictivas al darse cuenta que, desde que estas personas aparecieron, comenzaron también otros problemas como las restricciones o los castigos impartidos por los padres, los problemas con maestros o las bajas calificaciones, y que el resultado es que ellos se han visto afectados.

No se trata de hacer de tu casa un campo de batalla, pero tu hijo debe saber que romper las reglas establecidas tiene consecuencias, y que antes de dejarse llevar ciegamente por sus amigos, deberá reflexionar.

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Cuando las cosas se salen de las manos, y la salud o integridad de tu hijo se ve en peligro, es importante intervenir de forma más directa.

Los chicos deben tomar sus propias decisiones, pero es deber de los padres conducirlos a las reflexiones y a que vean la verdad. Cuando el joven no quiere informar a dónde va, ni qué hará, cuando la comunicación se comienza a perder, es necesario marcar una conversación urgente con tu hijo.

Los gritos y amenazas surten poco efecto, por eso una conversación abierta, pero fuerte, suele recibirse mejor. Dile claramente tu opinión, confiesa que confías en su criterio pero que estás preocupado, muéstrale el camino y pídele que reaccione y reflexione.

Si consideras que solo no puedes, acude a la ayuda de algún especialista en conducta adolescente, con el fin de recibir claves que te ayuden a atender esta situación y evitar así que tu hijo acabe perjudicándose a si mismo.

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