Cuando nos encontramos en un aula de secundaria con alumnado sordo hay algunos aspectos a tener en cuenta, para posibilitar que accedan a la información de igual manera que sus compañeros y compañeras oyentes. Es importante tener en cuenta de entrada que no todo el alumnado sordo, es igual, ni tiene las mismas necesidades educativas. A parte de los factores característicos de la edad, las experiencias vitales, las aptitudes, etc, que ya nos hacen ser diferentes los unos de los otros (seamos oyentes o sordos), hay que añadir los factores derivados de la propia discapacidad auditiva (momento de la aparición de la sordera, origen de la misma, adquisición o no del lenguaje oral, sistema de comunicación empleado, entorno sordo o oyente, etc). En función de todos estos aspectos, la atención dada al alumnado sordo puede variar, pero hay algunos aspectos generales a tener en cuenta en cualquiera de los casos.
Ubicar al alumno o alumna en un lugar de la clase en el que, de manera discreta, pueda tener una buena visión general de sus compañeros y compañeras, de la pizarra, del docente, y del intérprete de lengua de signos, si lo hubiera.
Facilitar el acceso visual a la boca del o de la docente. Esto implica tanto intentar evitar llevarse la mano, el bolígrafo, etc.. a la boca mientras se habla, como evitar hablar al mismo tiempo que se apuntan cosas en la pizarra. No debería romperse el contacto visual, mientras se transmite información.
Emplear el máximo de recursos visuales posibles.
Realizar un guión en la pizarra del tema a tratar, ya que eso facilita el seguimiento de la explicación.
Apuntar en la pizarra palabras, conceptos o asuntos importantes para asegurar que la información le llegue al alumno o a la alumna sin dar lugar a dudas.
Utilizar frases sencillas y que no lleven a confusiones, evitar las dobles negaciones.
Dejar suficiente tiempo para la asimilación de la información y su posterior toma de nota. El alumno sordo no puede tomar apuntes al mismo tiempo que el o la docente da la explicación, ya que necesita el canal visual tanto para acceder a la información (a través de un intérprete de lengua de signos, o de la lectura labio-facial) como para tomar nota de ella. Por eso, es importante establecer un sistema alternativo, como pueden ser, facilitarle los apuntes ya escritos, o ofrecerle suficiente tiempo para tomar notas de la explicación.
Al hacer trabajos en grupo, tener en cuenta no hacerlos demasiado numerosos cuando estén formados por sordos y oyentes.
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